En enero del 2008, la Radio Pública National (NPR) publicó un artículo que hablaba de un estudio muy interesante. La doctora Ellen Langer de la Universidad de Harvard, condujo un estudio entre dos grupos de camareras de hotel. En resumidas cuentas, una gran mayoría de las camareras, 67% precisamente, no creían que hacían ejercicio físico, lo cual era sorprendente, pues todas ellas hacían un trabajo que requería mucho movimiento repetitivo e incluso involucraba el levantamiento de objetos pesados diariamente.
La doctora Langer noto que las 84 mujeres que participaron en su estudio hacían una cantidad de ejercicio por encima de la recomendación diaria.
Sin embargo, sus cuerpos no parecían estar beneficiándose de este ejercicio.
La doctora Langer y su equipo dividieron el grupo de mujeres en dos grupos. Luego empezaron a cambiar la percepción de uno de los grupos. A este grupo le comenzaron a mostrar como el trabajar como camareras de hotel implicaba hacer ejercicio diariamente. Un mes después compararon a los dos grupos y para su gran sorpresa, el grupo que había sido educado con respecto a la gran cantidad de ejercicio que hacían diariamente al hacer sus labores de trabajo, mostró cambios positivos en su presión sanguínea, pérdida de peso y reducción de cintura y cadera entre otros.
Como conclusión, el cambio de percepción en el grupo de camareras las llevó a cosechar los beneficios de tener un trabajo tan activo físicamente.
Este estudio es solo uno entre muchos que demuestran una fuerte conexión entre la mente y el cuerpo. Es importante entonces crear conciencia con respecto a esta conexión. Para estar bien, debes cultivar una mente y un cuerpo saludable. Pero, sobre todo reformula muchas de las cosas que piensas y haces. Yo personalmente, estoy creando conciencia de la cantidad de ejercicio que hago cada vez que cargo a mi bebé, cada vez que limpio el espejo del baño (al estilo karate kid) y cada vez que barro el piso de mi la casa.
Foto de CDC en Unsplash
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